jueves, 31 de diciembre de 2015

Cigarros infinitos

   Querido diario.
Aprendí a beber sin sed,
a escribir sin ideas,
a reír sin preguntar,
a llorar sin motivo,
a caminar sin destino.

A encontrarme sin querer en los bares sin luz.
A perderme sentidos en noches sin sueño.

Aprendí a desordenar el caos
a rizar el rizo.
Que la idea de libertad
es una mañana de otoño
caminando solateras
por las calles de Madrid.
Que no vivir en el caos
sería catastrófico.
Que soy canciones
y me pierdo en palabras.
Montañas de libros.
Horizontes sin sol.

Desaprender lo aprendido
y reordenar los principios.
Bailar sin música
Caminar sin prisa.
Subir a lo más alto
solo para que luego
la ostia sea mayor.
From Orion to me.
Ideas de loca distraída.
Me lo dicen mucho.
Igual hasta me lo creo.

   Querido diario.
Aprendí a olvidar mi nombre.
A desencadenar la desorientación,
la ilusión a grito de pulmón,
la idea de viajar
sin fecha de regreso.

Aprendí a creer que la verdad,
la vida, la libertad, la belleza
son todo lo mismo.
El arte de creer y crear.
Creamos lo que somos
creemos lo que vemos.

Yo aprendí a verme por estas palabras.
Todavía aprendo a escribirme.
Todavía bebo de esta misma botella.
Todavía recorro estas mismas calles.
Todavía no sé porqué se acaban los cigarros.
Este texto es infinito.
Mi texto lo es.

   Querido diario.
Escribo en hojas de papel desde los 16.
He sido muchas cosas desde entonces,
tampoco ha pasado tanto,
pero sí ha pasado tanto.
A lo mejor todo lo que ha pasado
es que he aprendido a aprender.
O quizá no, no lo sé.
Pero desde que cumplo años
río a carcajadas
y aprieto los dientes.

   Querido diario,
pasan los años, y ni tú ni yo
somos ya los mismos.

[...]

lunes, 21 de diciembre de 2015

Confieso

Esta niebla no me deja ver bien.
no encuentro las palabras
adecuadas para entenderme.
No me entiendo.
Mis pies se mueven, camino,
pero confieso que llevo meses
perdida por estas tierras.
Siento el frío en mi garganta
no encuentro el momento de gritar.
Me siento cada vez más abatida
por este querer y no poder.

Nothing & nowhere

Esta negligencia absurda que supone
  caminar hacia ningún sitio
  día tras día
  es la que está empezando a matarme.
He olvidado el sentido de todo esto.
  De hecho, creo acercarme a una
  dolorosa y evidente verdad:
Nada tiene absoluto fin ni trasfondo
  más allá del hecho.
Nosotros, deambulantes decapitados
  inventamos uno
  para no morir
  de incertidumbre.
Para no asumir que vivimos sin más
   desgracia que el eco
   de nuestras vacías cáscaras.
Para que no nos consuma la
   revelación de vernos perdidos
   en desiertos de ninguna tierra.
Para no perecer en el sinsentido
   de la existencia.
Para no morir si antes creer
   que tenía algo más de peso
   que vivir.

domingo, 20 de diciembre de 2015

Desmadre de pisadas

¡¡Estoy fucking alive!!
Quería contártelo.
Que estas palabras
me hacen reír,
las canciones que no compuse,
las manualidades,
las copas de más.
Sigo tocando en bares pequeños,
qué puedo decir,
me llevan a grandes sitios
y mientras así sea
seguiré sorprendiéndome,
como con el primer beso tuyo.
Amanecer de nuevo
con el sonido de las luces
atravesando cristales ajenos,
la resaca de anoche,
la sonrisa más grande
e inusual
que recrea la situación
de creerte libre
una mañana de sábado,
después de perder las maneras
¡después de perder las maneras!
bajo una bola de fiesta,
luces de colores,
desmadre de pisadas.
Mil bares en una sola luna.
Mil lunas de un solo trago.

miércoles, 18 de noviembre de 2015

Poema de algo

Encontrarme de pronto a mi misma perdida
entre la idea de futuros abstractos
que proclaman la presión y mantienen
la cuerda presa de mi inquieta quietud.

Nula mi concentración hundida
en algún deseo del ser mas profundo
de las prisas por crecer,
del miedo al compromiso.

De las ganas de correr precede
esta insana sed de abstracciones.
Mirar de lejos las vías,
pensar en colores,
olvidar lo importante.
(No hay importantes)
Olvidar las prudencias.

Dejar restos de prisas en forma de caos por el suelo,
dejar por el caos mi pretensión.
Las almas libres,
los fueros libres,
las ganas libres.

Los carreteras vacías que esperan mi nombre,
los papeles arrugados y sucios muebles raros.
Las ideas en el sumidero de la piel irritada
el falso placer de rascar la herida,
la sangre corriendo ya fría por mi espalda.

El subconsciente izando banderas del desgaste.
Querer hacer lo que no se hace
y no querer lo que no se es
es luchar por trivialidades
hasta que de tres son una
como unidad entera de ideas contemporáneas
que es tu cuerpo en alma y sed.
En pretexto y en opuesto.

En incompletos como este.
Como tú.
Como yo.

miércoles, 16 de septiembre de 2015

La noche que arrastramos un sofá colina arriba

Corríamos por en medio de la carretera
llenos de impaciencia
y una vitalidad irracional
que iba a hacer reventar
nuestros tobillos.

Corríamos por en medio de la carretera
empujando un sofá
por toda la ciudad.
Nos turnábamos
para no morir
en el intento.

A veces uno saltaba encima
y se deslizaba
sobre el asfalto mojado
-dios, suerte que llovió esos días-.

Parecíamos inmortales.
Ahí estábamos,
a las 3 y pico de la madrugada
empujando aquel sofá
por toda la ciudad.
Los reyes de los muebles sin hogar.
Íbamos a carcajada limpia,
fumando
y turnándonos las mochilas.

Aquellos fieras.
Sangre de historias.
De aquí a los restos...
nunca dejéis que os deje
dejarme en paz.

Lo de subirlo colina arriba
tampoco es mentira.
Es que teníamos un sueño.
Colocar un sofá
en un lugar alto
y escondido
en la ciudad

al que huir
siempre que quisiéramos.
donde quemarnos
despotricando sobre el futuro,
donde pactar eternas promesas,
donde leer, donde compartir,
donde contarnos las historias.
donde ir después de una noche
de bares.
Donde mirar al cielo
y escuchar
el silencio
sea la mejor solución
a todos los problemas.

Y hacia ahí íbamos.
Con aquel sofá,
con sus cuatro cojines,
a peso, a oscuras,
a risas,
a "callayempujacabrónquesenota".

con nuestro pacto secreto
de no medirnos
en locuras
ni estupideces.

Ahí estábamos esa noche.
Y desde entonces aquella siempre sería

la noche
que arrastramos un sofá
colina arriba.




Horas de sueño



Ser la prioridad al sueño de alguien,
evitar las horas de sueño.
No quiero comodidades,
es la vida que he decidido.
A veces me pasa como hoy,
que me pregunto
en qué momento
decidí hacer las cosas mal
o vivir con esa sensación
en el cuerpo todo el rato.

Me abruma la realidad
cuando creía haberme
alejado lo suficiente
como para evitar
el olor a quemado
y a sangre seca.

Volviendo a casa
después del derrumbe fugaz
me veo caminando
con DaBelchi,
compañero de aventuras...
Ya no son las mismas,
ahora ocurren por dentro
y desgarran desde ahí.

Y con todo,
creo que ya
nada está igual.

Ahora hay sitios
en los que nadie
puede abrazarte,
por fuerte que aprieten.
Y yo siento fuego
justo en ese lugar.

Tirar la mesa al aire
con todas las cosas de
encima volando por
los aires,
tocar tan fuerte la batería
hasta que por ira
y descontrol,
una baqueta golpea entre
tus dedos
y te hace sangrar
y gritar,
gritar,
de una vez por todas,
todo lo que te de
la gana gritar
a los ojos de quien te hizo
daño,
con tu verdad por delante.
Desarraigarse
y morir en el intento,
pero intentarlo.

Perder el sentido, el hambre,
el sueño,
y las ganas de una carcajada,
a riesgo
de recuperar en un instante
las ganas de escribir todo esto,
porque sí,
para nadie.

Pero siempre
con
tu
verdad

por delante.

viernes, 4 de septiembre de 2015

Madrugada del domingo 30. On the road.

Luz de farolas, pocas visión.
Cada día es un problema al anterior,
y los árboles pasan rápido si los miras de cerca.
Silencio. Por fin.
Poco más que el ruido del motor...
y nuestras cortas conversaciones.

El valor de recorrer
kilómetros a vuestro lado
y sentir que pierdes el tiempo
pero con la mejor
compañía
es lo que nos ha traído aquí.

Las altas expectativas,
las canciones nuestras.
El arriesgar a ciegas un montón de ilusiones
y perderlas por el camino,
pero recuperarlas todas de golpe
con un volantazo y esas sonrisas
de complicidad.

Atados todos a este suelo
y valores que nos unen.
Rectifico cuando creía
que la vida era fácil,
o que acaso tiene
algún sentido.

Es como escribir sin mirar.
Te expones como te sale
y a la mierda la planificación
y las lineas rectas.
Cuando caminas a ciegas,
o conduces a las 4 de la madrugada
no existen las líneas rectas.
Aquí tampoco.

Las malas decisiones
también forman parte de todo esto.
La velocidad, el frío,
el malestar.
Esta ha sido una de ellas.
Necesito un trago de algo.
Necesito que no duela al tragar.

Interminable camino,
El tiempo no pasa.
Cada vez veo menos.
Cada vez tengo más sueño...
Y ya casi no puedo soportar la situación
la inevitable -y odiosa-
vuelta a casa.

sábado, 18 de julio de 2015

Vecinos

Vivo en un barrio
a las afueras de la ciudad.
Cada día de verano
veo a mis vecinos sentados
en sus puertas,
sin absolutamente
nada que hacer.

Los miro,
siento pena por ellos.
Se sientan ahí,
hablan de nada.

Están muriéndose
con este calor al final de la tarde.
Se están muriendo mientras
me miran caminar por la calle.
Se están muriendo mientras
se mueven las agujas del reloj de la iglesia.

Incluso siento sus miradas
en mi nuca
mucho después
de haberlos pasado.
Los oigo hablar
del tiempo, del calor,
del precio de los emparedados.
Conversaciones vacías,
palabras vacías,
sin vida, ¡no hay luz!
no hay sangre
en ninguno de ellos.

Están muertos.
¡Están muertos!

Pero lo peor de todo
es que sospecho
que ellos
no lo saben.

Despertad, joder.
Atendedme un minuto,
dejad vuestra decadencia
un minuto,
es importante:
¡Estáis muertos, despertad!

Los miro y veo
en sus miradas
yacer desangrándose
su curiosidad.
Los miro y veo
todos sus sentidos
apagados de luz,
acostumbrados todos ellos
a la oscuridad,
a cada día,
igual al anterior.

Si llegara el día
en que fuera yo la que ahí
yaciera sentada,
espero recordar
como un puñal
estas palabras.





sábado, 4 de abril de 2015

Into The Wild - Sentirse Fuerte

Lo único que nos brinda el mar son golpes duros,
y a veces, la posibilidad de sentirnos fuertes.
Bueno, no sé gran cosa del mar,
pero sí sé que aquí es así.
Y también sé lo necesario que es en la vida,
no necesariamente ser fuerte, 
sino sentirse fuerte.
Medir tu capacidad, al menos una vez.
Hallarte al menos una vez en el estado más primitivo del ser humano.
Enfrentearte sólo a la piedra ciega y sorda,
sin nada que te ayude,
salvo las manos y la cabeza.



martes, 24 de marzo de 2015

Astucias

Astucias de quienes trataron de inmolarse en el sol
               a kilómetros de distancia y apetencia.

Astucias de quienes pasearon sin marearse un poco
               por el borde del concepto de infinito,
               y cayeron resbalando al vacío
               con la única certeza de sus ideas.

Astucias de quienes ha vuelto sin inmutarse
               de una charla de tres horas 
               sobre el liberalismo progresista de hace dos siglos.

Astucias de quienes no han muerto
               sino tratando de evitar la desgracia de otros,
               y han gritado de impotencia desde sus tumbas,
               en el pasillo 3, número 38, del cementerio madre.

Astutos ellos,
     y sus fallidas astucias.

              quienes lloraron durante horas rogándole al Dios,
              al Karma o a la Naturaleza.

Astutos los que removieron tierra en busca de oro y riquezas
             y encontraron tierra y de todo,
             menos oro y riquezas.

Astucias de quienes se destriparon 
              en presencia de carroñeros al acecho,
               y sintieron miedo, pero no dudaron,
               y continuaron hasta quedar en huesos, 
               desnudos, 
               sin ropa ni corazas
              que cubrieran sus heridas, daños, ideas,
              carnes y guerras.

Astucias de quienes miraron al cielo durante noches enteras
              sintiendo la caída del universo mismo
              sobre sus diminutos cuerpos,
              y se sintieron frágiles y efímeros,
              y quisieron llorar.

Astutos ellos en sus astucias.
      En sus fallidas astucias.

lunes, 2 de marzo de 2015

En busca del Ser

Somos 
vagabundos de tierras perdidas, 
descarrilados de movimientos cotidianos, 
tónicas malsonantes en palabras vacías, 
cenizas a granel, 
hijos de la industria moderna, 
camicaces perdidos del sentido común, 
fugaces entrometidos en las prisas del azar, 
incendios y llamas 
de la prosa artificial. 

Somos 
artífices del tiempo, 
somos Eternidad, 
somos crisis, descontrol, furia e inocencia.

Somos de pensamiento salvaje 
y de sentimiento irracional.
Somos dualidad.

Somos, somos, somos.

Somos cuanto queramos ser,
y no tiene mucho más.


lunes, 12 de enero de 2015

Estúpida quietud

"Uno de estos días saltaré desde el edificio más alto,
no con el fin de sentir el impacto, 
sino con el de cerrar los ojos 
y notar mi presencia en el mundo de la más brusca forma."

Y extender mis alas, en el punto más alto, 
antes siquiera de que la presión social me empuje a bajar, 
a caminar donde todos caminan.

Y volar entonces más allá de todo paisaje aparente, 
o notar el viento sobre mis párpados vivaces y sólo, 
nada más, dejarme llevar.

Mirar el mundo desde la eternidad del tiempo 
y que todos los relojes pierdan su fe en sí mismos 
y caigan a la vez en el mismo vacío que precede 
al punto desde el que ahora planeo, y os miro, 
a kilómetros, millas, planetas de distancia del suelo.

Y desearé morir estando en la más alta inestabilidad, 
pero pensaré en ti y será capaz de morderme 
de nuevo el destino y desencadenar
el caos universal por apenas un momento, 

en el que sólo nos dará tiempo a ti y a mi 
a caer en el olvido mismo de la inseguridad.

Porque he llegado a creer que vivo 
encerrada en una subrealidad infinita 
cuya esencia es una rueda de sucesos 
que no deja de girar y girar,
y de ser estúpidamente eterna. 

He llegado a sentir miedo de mis propios pensamientos, 
cuando parecen dictar que la realidad se ha detenido,
pero sigue su curso, 
solo que en bucle, 
en bucle, 
en bucle. 

Una 
y otra, 
y otra, 
y otra vez.

Entonces salto a la cotidianidad,
me olvido un rato de tanto acertijo, 
y de pronto, todo es inexistente 
y yo me hallo de nuevo en el mismo punto.

Y además, en el mismo pensamiento:

"Uno de estos días saltaré desde el edificio más alto, 
no con el fin de sentir el impacto, 
sino con el de cerrar los ojos 
y notar mi presencia en el mundo de la más brusca forma."